Hoy, 24 de marzo, se celebra el día Mundial de la Tuberculosis; y lo conmemoramos porque fue precisamente un 24 de marzo de 1882, cuando el Dr. Robert Koch, anunció que había descubierto la bacteria que provoca la Tuberculosis, lo cual posibilitó diagnosticar y curar la enfermedad.
Actualmente, la tuberculosis es la infección más letal del mundo. Se calcula que cada día contraen esta enfermedad, prevenible y curable, unas 30.000 personas, y mueren más de 4.000.
Se trata de una enfermedad contagiosa, que se adquiere por vía respiratoria. Esto ocurre cuando los niños respiran en un ambiente contaminado por la tos: a través de los estornudos o las secreciones de una persona enferma, dado que el contagio requiere convivencia estrecha y mantenida. No es habitual que los niños menores de diez años, que padecen tuberculosis, infecten a otras personas, ya que suelen tener muy pocas bacterias en su mucosidad y, además, tienen una tos relativamente ineficaz.
No todas las personas que inhalan las gotas infectadas se enferman. Por eso, podemos hacer la siguiente clasificación:
Infección por tuberculosis latente: la persona tiene la bacteria Mycobacterium Tuberculosis en el cuerpo, pero no está enferma ni tiene síntomas. Presenta prueba de tuberculina positiva, es asintomático y presenta una radiografía de tórax normal. Estas personas no pueden contagiar la enfermedad.
Enfermedad activa: en este caso, la persona con la bacteria Mycobacterium Tuberculosis se enferma y sí tiene síntomas. A veces, puede ocurrir, que, si no se trata una infección por tuberculosis latente, estas personas pueden contagiar la enfermedad a otras personas. La tuberculosis suele presentarse con fiebre no muy elevada y prolongada, tos seca, cansancio, decaimiento y pérdida de peso. En un 10% de los casos, la enfermedad puede diseminarse y afectar a otros órganos (formas extrapulmonares), siendo la forma más grave la meningitis que cursa con fiebre, vómitos, dolor de cabeza intenso y alteración de conciencia, entre otros síntomas.
El tratamiento de la tuberculosis tiene como objetivo interrumpir la transmisión de la enfermedad y tratar a los enfermos para impedir que se transmita, la curación de la misma y evitar desarrollar complicaciones.
Desde la Sociedad Canaria de Pediatría de Las Palmas (SOCANPEDLP) queremos recordar que continúa siendo un problema de Salud Pública, por lo que es fundamental realizar un estudio de contactos adecuado y no abandonar el tratamiento para evitar recaídas. Acudir al pediatra siempre que el niño haya estado expuesto a un enfermo tuberculoso o sospechoso de tener una tuberculosis sigue siendo vital. Igualmente es recomendable consultar si detectamos fiebre o tos prolongada, acompañada de pérdida de peso, cansancio, sudoración o decaimiento.
Para más información, no dude en consultar a su pediatra.